Como en el caso del Guacamole, esta salsa es perfecta para comer acompañada con unos nachos bien empapados en ella.
El secreto para que el sabor de la salsa sea expectacular es respetar las proporciones de los ingredientes que os doy.
En cuanto el color, va a variar de la tonalidad verde a la amarilla en función principalmente del tomate que utilicemos, para que la salsa adopte la coloración del agucate os recomiendo utilizar un tomate no demasiado maduro, ya que la coloración excesivamente roja del tomate hace que la salsa derive a amarillo.
2 Aguacates Medianos
1 Tomate no demasiado Maduro
1/2 Cebolla o 1 cebolleta
Zumo de 1/2 limón
Sal
Aceite de Oliva
Pelamos los aguacates, separamos la carne el hueso y lo cortamos en trozos.
Pelamos un tomate y lo cortamos también en trozos.
Picamos la cebolla.
Ponemos todos los ingredientes anteriores en un vaso batidor.
Añadimos un poco de sal, el zumo de un limón y un pelín de aceite de oliva (no se debe de echar demasiado aceite ya que el aguacate es bastante graso)
Batimos todo con la batidora, dejando la textura deseada (más o menos fina)
Dejamos enfriar la salsa en el bol donde la vamos a servir al menos media hora en el frigorífico
Servimos la salsa con unos nachos para mojar.
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