Así que te pones manos a la obra y te posicionas en cada cuarto, recorriéndolo con la mirada y redistribuyendo mentalmente los diferentes elementos decorativos que lo componen, estudiando minuciosamente su viabilidad, mientras piensas, con no cierta ansiedad, como lograr un hueco de dimensiones suficientes para llevar a la práctica esa idea que tanto te ha gustado y que quieres ver YA materializada en tú propia casa.
Estas sensaciones me invaden tan frecuentemente que a veces siento que no queda hueco ni en mi cabeza y lo que es peor, ni en mi casa, para materializar todas las ideas que se me ocurren.
Este fue uno de los motivos que me animaron a embarcarme en este proyecto, la necesidad de disponer de un espacio donde todas mis percepciones de las cosas bellas tuvieran cabida sin límites y aun mejor, un espacio donde cientos mentes inquietas pudieran introducirse en mi cabeza e indagar en mis pensamientos para llevarse pequeños fragmentos a la carta con los que alimentar sus ilusiones .
Y así han pasado ya cuatro meses, como pasa el tiempo...
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