Los libros, significan mucho en mi vida, lo digo en plan boca grande y
tristeza contenida... Seguramente, os lo habré contado ya miles de veces... El pasado se revuelve, y el mío, fue mucho más glorioso, en cuestiones literarias, que este presente un tanto impío...
Para las que andéis despistadas... De niña, era capaz de asimilar, con una madurez pasmosa, "Toda" y repito "Toda" historia impresa que caía en mis manos... Y no recuerdo que hubiera lectura que me resultara tediosa, insulsa o indescifrable...
Era capaz de saborear cada letra con una finura exquisita, encontrando el gusto exacto a cada palabra, sin importar género, autor o número de páginas..."El nombre de la Rosa", "Guerra y Paz" "La Dama de Blanco" "Grandes Esperanzas"... ¡Benditos trece años! los que me regalaron el tiempo y las fuerzas para exprimir ese amor, sin el que hoy, a buen seguro, sería una completa ignorante...
Para las que andéis despistadas... De niña, era capaz de asimilar, con una madurez pasmosa, "Toda" y repito "Toda" historia impresa que caía en mis manos... Y no recuerdo que hubiera lectura que me resultara tediosa, insulsa o indescifrable...
Era capaz de saborear cada letra con una finura exquisita, encontrando el gusto exacto a cada palabra, sin importar género, autor o número de páginas..."El nombre de la Rosa", "Guerra y Paz" "La Dama de Blanco" "Grandes Esperanzas"... ¡Benditos trece años! los que me regalaron el tiempo y las fuerzas para exprimir ese amor, sin el que hoy, a buen seguro, sería una completa ignorante...
Cuando me fui a
vivir a mi nueva casa, destiné un cuarto... Sí, ¡habéis oído bien!, un
cuarto, a uso de "biblioteca"... Forré las paredes con estanterías y
compre un gran diván en el que me
imaginé cómodamente reclinada, devorando páginas cada día, con
esa fruición casi desesperada de antaño...
A mi pesar, con
los años, las estanterías, fueron ganando en peso y exigencia, mientras el
diván, se empeñó en conservar la acartonada tersura de los tiempos
mozos...
Ahora entiendo que mi visión literaria de aquel entonces era la del verdadero
apasionado, el que no se escuda ni en el quehacer diario, ni el cansancio, ni en las
nuevas tecnologías por renunciar a que se le haga partícipe de un secreto... El de aquel, que sólo se atreve con la reseña, cuando ha alcanzado a leer la última página y se ha dado el tiempo suficiente para cerrar el libro...
Recuerdo, cuando empecé a quejarme de la falta de minutos, de
la de buenos relatos, de los altos precios... Hasta que caí en la cuenta de que la excusa me hacía correr el tremendo riesgo de perder una de mis mejores y más
valiosas cualidades...
Al menos hoy por hoy tengo claro, que lucharé por volver
a entrenarme en la lectura... Mientras la respuesta a la pregunta
¿cual es lo primero que harías si cayera en tus manos un buen puñado de euros
para gastar en lo que quisieras? sea... - Meterme en una librería e hipotecar cada céntimo en libros y en tiempo para leerlos...
¡Aún queda esperanza!...
¡Aún queda esperanza!...
La lectura bien entendida y bien aprovechada es la que es fruto de un
entrenamiento diario, como la de los músculos... Y si nos esforzamos tanto en ir al
gimnasio cada día y moldear nuestra apariencia ¿por qué no hacerlo en abrir
nuestras mentes a base de escuchar y aprender con lo que otros quieran decirnos?
Mentiría si os
dijera que ando muy cerca de alcanzar mis días gloriosos, pero tengo la certeza
de que mi amor por los libros permanece intacto, eso sí, bajo un montón de
capas de polvo que debo esmerarme en retirar más pronto que tarde... Y que mejor
momento que empezar a intentarlo en un día como hoy...
Inspirándome... En aquel que monta cada día en un autobús o en el metro y a pesar del sueño, opta por sacar un libro, y por poner una nueva marca en una hoja... En las creadoras/es de blogs que son capaces de alimentar nuestra pasión a base de nuevos descubrimientos... En las librerías y en las bibliotecas que no necesitan más atrezo que el que el de las hermosas baldas... El de los cuentos contados cada noche por la voz más amorosa del mundo...
Inspirándome... En aquel que monta cada día en un autobús o en el metro y a pesar del sueño, opta por sacar un libro, y por poner una nueva marca en una hoja... En las creadoras/es de blogs que son capaces de alimentar nuestra pasión a base de nuevos descubrimientos... En las librerías y en las bibliotecas que no necesitan más atrezo que el que el de las hermosas baldas... El de los cuentos contados cada noche por la voz más amorosa del mundo...
¿Hablamos de
decoración?, estaréis conmigo en que no hay nada más estimulante que una casa
que da cobijo a estos nobles complementos en tendencia perpetua...
Hola Palmichula, me siento totalmente identificada con este relato, al igual que tu a la edad de 13 años siempre encontraba el momento para devorar los libros que cayeran en mis manos, incluso sacrificando el juego y salidas con amigas. Al crecer, con las obligaciones del trabajo, esposo e hijos, esta maravillosa actividad fue quedando relegada, pero te cuento que estoy reciendi jubilada de mi trabajo y algo que me estusiasma es retomar esta pasion y poder enfrascarme en la lectura de un buen libro, ademas de poder disfrutar plenamente a mi familia y encontarme con blogs tan buenos como el tuyo. Un saludo desde Mexico! Angela
ResponderEliminarHola Angela, comentarios como el tuyo son los que me animan a seguir adelante con este espacio.
EliminarMil gracias por tú aportación, me siento feliz de tenerte por aquí.