Nuestra propuesta de hoy, tiene mucho que ver con el concepto de renuncia ¿cuantos metros necesitaríais para encontrarle un lugar a los objetos que decoran la historia de vuestras vidas?...
En Sudáfrica… Se han convertido en verdaderos especialistas en crear historias ricas y largas que se cuentan en los metros justos…
Las casas Pod iDladla son un nuevo concepto de vivienda que podría traducirse en un nuevo concepto de mente, gracias a un diseño asequible, modular, sostenible y duradero en el tiempo, pero también prescindible y fácil de desmontar para empezar de nuevo las veces que sean necesarias...
17, tan solo 17 metros cuadrados son suficientes para construir una vivienda con todo lo que uno pueda necesitar... A los afortunados que se consideren ricos, aún les parecerán muchos…
Nos pasamos la vida pensando en que prendas ponernos para estar a la última, en como decorar la vivienda con la que queremos
sentirnos identificados, en que actividades practicar para librar del
aburrimiento y la soledad a nuestro cotizado DON tiempo libre...
Centramos nuestros esfuerzos y agotamos nuestras energías, en hacer hueco y
llenar nuestras cabezas, casas, cuerpos y pensamientos, de atenciones,
caprichos, ideas, objetos, experiencias y falsos positivos...
Cientos, miles de objetivos cumplidos se exponen en las estanterías de
nuestra existencia y nos ocupamos personalmente de que permanezcan bien a
la vista de todos aquellos que se nos cruzan...
La colección se amplia y nos
autoconvencemos para hacerlo de manera proporcional a nuestra sonrisa, nuestro
bienestar y a las reacciones que queremos provocar en otros...
Sin embargo, ¿Cuantas veces habéis pensado en si realmente necesitamos todo
lo que tenemos? ¿y en si podemos achacar nuestra felicidad a ese todo que no
parece tener fondo ni estar nunca satisfecho?...
Yo muchas ¿y vosotros?... Y la mayoría de esas veces, he llegado a la
conclusión de que lo que me hace realmente feliz no es la cantidad ni el valor
material de los objetos a los que me puedo imputar el cargo de propietaria,
sino del trasfondo...
Las historia que hay detrás, la anécdota, la
compañía, el recorrido, la ilusión, el cansancio que sigue al esfuerzo...
Cuando miro a mi alrededor, no veo otra cosa que mi historia plagada de
sonrisas y bañada en lágrimas, me veo a mí misma, creciendo como persona al
ritmo de los floreros, de los cojines, de las vajillas, de los marcos que
encierran las fotografías en las que siempre he insistido en reconocerme a
pesar de haber ganado el pulso de los años, la experiencia y las decepciones...
Y llego a la conclusión de que mis arrebatos consumistas no son más que golpes
instantáneos de placer que se esfuman al mismo ritmo que el entusiasmo, que no
logran el objetivo de acabar con los miedos e inseguridades, que llegan incluso
a agobiar, porque por mucho que empatice, nunca logro encontrarles su lugar en mi historia...
Los expertos, coinciden en que una persona emocionalmente equilibrada, perfectamente puede ser aquella
que prescinde de los apegos y que no necesita nada más para ser feliz que
aquello que le permite cubrir sus necesidades básicas... "Necesito pocas
cosas y las que necesito, las necesito poco"
No se trata de
desprendernos de lo que poseemos, sino de hacer una renuncia mental, que nos
permita disfrutar de cuanto nos rodean siendo conscientes de que si
no tuviéramos seríamos igual de felices...
También debemos
saber diferenciar entre deseos y necesidades y centrar todos nos esfuerzos en
no confundir los primeros con los segundos...
Finalmente hemos
de renunciar al miedo y creer incondicionalmente que aligerar la mochila se
traducirá en caminar mucho más ligeros y libres... Fácil ¿no?...
Pues por aquí os dejamos, disfrutando con intensidad del interior de esta
gran vivienda, reconocemos que son muchas las dudas que nos surgen desde el
punto de vista práctico y funcional, y que aún nos sentimos emocionalmente
incapaces de encajar nuestra lista actual de imprescindibles en su
interior. Pero estamos en condiciones de asegurar que nos hemos dejado
impregnar profundamente por su encanto y estamos deseando que su historia forme
parte de la nuestra y de la de todos vosotros...
UN ABRAZO...
No conocía este tipo de casas.
ResponderEliminarParece interesante para unas vacaciones, jeje.
Un saludo
Qué pasada!! no me importaría que la mía fuese tan pequeña si cuando salgo tengo un prado y un bosque para disfrutar!
ResponderEliminarMe encanta, pero si tienen razón en lo que escriben, tenemos demasiadas cosas en nuestras casas, y cada vez les damos menos valor, y nos dan menos felicidad, es consumismo puro, y eso demuestra que la felicidad puede estar en las pequeñas cosas, en pequeños detalles. Gracias
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