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sábado, 13 de agosto de 2016

EL DÍA EN QUE EL DOLOR, SE LE SUBIÓ A LA CABEZA...

Fue hace casi dos meses, cuando el dolor de corazón, se le subió a la cabeza, y noto como los pensamientos literalmente burbujeaban, para a continuación cabalgarle cerca de los oídos, salírsele por los ojos, escapársele por la boca.... 


Quiso agarrarlos todos, extendiendo los dos brazos en un gesto que más bien parecía una súplica, siendo fiel a su instinto... 
Quiso devolverlos, al que creía el lugar perfecto, en el orden deseado... 

Pero los malditos pensamientos, pasaban por delante de ella, parándose a mirarla un instante, para, a continuación, salir despedidos como globos descontrolados hacia la nada...


Casi, creyó percibir que se reían, pero ese dolor ciego y sordomudo, no le permitía creer ya nada, sólo ser, tan sólo ser, marioneta desmadejada con los hilos de los brazos tensos, a punto de romperse de tanto estirarlos... 

Se mantuvo clavada durante más de media hora, en el sitio desde el que recibió la noticia, repetida por dos veces, con las mismas palabras, con menos de un mes de diferencia...


Con la desesperación pintada en el rostro y una única pregunta que acertar a formularse - ¿habrá fuerzas suficientes para empezar de nuevo? - no se atrevió a bajar los brazos por temor a que la rendición viniera acompañada de la respuesta...

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Ya por entonces, cuando tomó la decisión, quiso acariciar la esperanza, desde el primer minuto, regalándole la mejor de sus sonrisas. Pero, el miedo al castigo por cargo de soberbia, sólo le permitió apostar por una serenidad casi etérea... A ojos de los demás, un tanto fría y desapegada... ¿Qué le importaba ya a ella lo que pensaran los otros, albergando tanto dentro?...

Entonces, visualizó en su mente, la carta de los enamorados, que esa misma mañana le había hablado. 
La había dejado con cuidado, boca arriba en la guantera del coche, deseando que fuera el anuncio de una futura celebración de dos a la luz de las velas... Pero el gesto, no le hizo justicia... Sin saberlo aún, partió hacia la consulta, convencida de que el fruto de la constancia la acompañaba... 

- Tú eres guapa, tú eres lista, tú eres importante, no lo olvides nunca... 
Fueron las palabras que oyó minutos después a través del teléfono, justo exactamente, cuando todo el dolor del corazón se le subió a la cabeza...
- Recuérdalo aunque te cueste, tú eres fuerte, tu eres valiente, tu eres perfecta... 


En los días sucesivos despierta, pensando que la naturaleza la está protegiendo, que no quiere que le suceda nada malo... Y a pesar de que la desesperanza, se ha instalado en su rostro, el ruido ensordecedor del dolor va mitigándose, ya de vuelta al corazón...

A ritmo de latido, los interrogantes, la falta de tiempo y oportunidades le quitan el sueño... Pero ella cuenta con que vuelve a tener los pensamientos bajo control, como debe de ser, atrapados bajo una materia gris a prueba de acontecimientos que siempre afectan a ajenos...


Lleva tiempo pensando, que ya no hay retorno, que ya nunca volverá a ser la de antes... Y a pesar de que el recurso de intentar repetir los momentos maravillosos que marcaron su vida, para arañar las mismas sensaciones, ya no funciona... Al cabo de una semana, vuelve a hacer un tímido intento por deslizarse por el tobogán de su arco iris particular... El que la ha llevado, tantas veces, a creer, en las perseidas, en las hadas y en los talismanes... 
Aquel, que tantas veces la hizo guapa, lista e importante a sus ojos, y a la de tantos otros, tan guapos, tan listos, tan importantes...


Rompe la hucha, para comprarse un atrapa sueños, con el que alejar los monstruos de su duermevela... Esa misma noche, sueña, que el corazón torna del negro al rojo, para a continuación, comenzar a latir con una fuerza inusitada capaz de detener el tiempo de su alma a la espera de que su cuerpo, por fin, esté preparado... 


El tiempo se detiene, pero la vida sigue, con final infinito de cuento en el horizonte...

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