Un término hasta hace relativamente poco tiempo desconocido para mí, que ha resultado ser todo un descubrimiento, muy difícil de poner en práctica...
Para los que no hayáis oido hablar de esta técnica milenaria de filosofía budista, el mindfulness o "consciencia plena" apuesta por trabajar la mente de forma que desarrollemos la capacidad de vivir cada instante con la atención que se merece...
¿Os habéis planteado alguna vez si verdaderamente sois conscientes de lo que hacéis a cada momento? ¿pensáis que pasamos por alto detalles importantes de nuestro día a día? y sí es así, que filtro aplicamos para decidir lo que consideramos merecedor de ser vivido? ¿fregar los platos puede contribuir a mejorar nuestro estado emocional de la misma forma que lo haría viajar a un lugar desconocido? ¿está siempre tú mente en el mismo lugar que tú cuerpo?... Estas, y muchas otras, son preguntas que me he planteado durante este tiempo, intentando otorgar al mindfulness la dimensión adecuada en mi escala de valores...
Siento el agua caliente sobre mi piel y su contacto me resulta reconfortante en combinación con el tacto jabonoso del lavavajillas. Centro mi atención, en procurar que la loza no roce entre sí y en eliminar cualquier resto de comida con el cepillo... Me recreo, en los vivos colores, que convierten cada plato y cada vaso, en piezas únicas... Este, es mi presente, por un instante, en un día, no cualquier día... Todo lo demás no existe, hasta que cierro el grifo y doy por terminada la tarea...
He llegado a la conclusión de que intentar ser consciente de lo que se hace en cada momento, merece mucho la pena, porque es una forma de otorgar al tiempo la importancia que se merece... Además, podemos liberarnos en gran parte del estrés que supone el dedicar más minutos de los necesarios a pensar sobre asuntos que nos preocupan o agobian...
He meditado, sobre cual podría ser la forma más fácil de comenzar a practicar esta técnica, y he llegado a la conclusión, de que nuestra casa, y lo identificados que nos sintamos con ella, juegan un papel importante... Siempre, he defendido que hay casas de revista que carecen de alma, igual que hay casas tocadas con la personalidad de sus dueños que probablemente serían la pesadilla de cualquier decorador de interiores...
Creo, que empezar por intentar concentrarnos en todas aquellas tareas que hacen de nuestra casa, el lugar agradable en el que queremos cobijarnos cada día, es un buen principio...
Imaginaros, que somos aficionados a las plantas de interior, y procurarnos practicar el mindfulness centrando nuestra atención plena en cuidarlas un rato por la mañana, con la intención de convertir nuestro salón o dormitorio en un espacio, colorido, fresco y saludable...
Creo, que sólo estas casas dotadas de una fuerte personalidad, tienen la capacidad de contribuir a que tratemos de vivir el momento y que lo hagamos con la máxima intensidad...
La vivienda que os traigo hoy, bien podría ser una de ellas... ¿personal? ¡absolutamente!... Para mi ¡de las bonitas!
Espero, que la reflexión de hoy no os haya resultado excesivamente aburrida y que estas imágenes que podéis ver en el blog Connie and Luna os sirvan, como a mí, para esforzaros más si cabe, en tomar plena consciencia de aquello que nos rodea, que forma parte de nuestra existencia y que dirige nuestro destino...
¡FELIZ SEMANA!
Es una forma de enfrentarse al día a día que todos deberíamos poner en práctica: la conciencia plena. A veces todo lo que nos rodea nos lleva por un camino de prisas y no nos permite disfrutar del día a día. Gracias por ponerlo en valor mediante esta impresionante y acogedora casa.
ResponderEliminarBesos
Creo que la plena consciencia es un ejercicio difícil que merece la pena poner en práctica, un entorno acogedor, calido, con el que nos sintamos identificados sin duda nos ayudará a dar los primeros pasos. Un bs Isabel.
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