domingo, 12 de agosto de 2012

POR LOS IMPRESCINDIBLES MOMENTOS MÁGICOS

Hoy es noche de PERSEIDAS también conocidas como LAGRIMAS DE SAN LORENZO lo anuncian en todos los informativos, una lluvia de pequeños meteoros que no sé muy bien que significan y que traen consigo.

La curiosidad me puede, así que le digo a mi marido que hoy cenamos en el jardín con las luces apagadas, nos sentamos en los escalones de entrada tanteando con el tenedor el plato, intentado guiarlo hasta la boca que se encuentra en una posición un tanto atípica mirando hacia el dichoso firmamento.


¡Sucede!, una estrella surca el cielo a una velocidad de vértigo, - ¡Mira, Mira, creo que va a ser eso! ¡parece un avión pero es demasiado brillante así que no puede ser otra cosa que una bonita  PERSEIDA!

De repente caigo en la cuenta de que con la emoción del momento, se me ha olvidado pedir el deseo, ¿y si es cierto lo que se dice? ¿y si esas puntitos de luz apenas imperceptibles tienen la capacidad de resolver de un plumazo las inquietudes que pueblan mi existencia? ¿y si no logro ver otra?...

Empiezo a enumerar la cantidad de PERSEIDAS que necesito contabilizar para ver satisfecha mi gula, uno, dos, tres, cuatro, cinco peticiones importantes y otras tantas triviales.


Creo que no voy a ser egoísta y me centraré en las fundamentales, no sea que las PERSEIDAS se mosqueen conmigo y decidan no hacerme partícipe de su preciado don, ¡será posible! ¡me siento como cuando de niña escribía la carta a los reyes magos! consciente de la responsabilidad que implica el poner en juego tus ilusiones.

Y luego esta el otro asunto ¿cómo cojines se le pide un deseo a una Sra. Perseida?, Estrella, estrellita mágica humildemente pero con apremiante necesidad te pido... Por el poder de la luz de las Perseidas solicito me sea condedido... Querida Doña PERSEIDA Necesito, necesitooo, necesitooooo, por favor, por favor, por favor...

¡Ahí va otra! esta es más grande y brillante, la reservo para el deseo gordo y pido a mi marido, que insista,  por si puedo ver así incrementadas las probabilidades de concesión, no sea que él se lo merezca más que yo y la PERSEIDA concentre sus intenciones en los más nobles.

Como aun quedan cuatro, me tumbo sobre el suelo y espero pacientemente al acecho, creo que me estoy quedando dormida, pero no cejo en mi intento y finalmente cuatro más, se hacen esperar, pero no es para menos, deben de haberse pensado bastante lo de salir a pasear por el universo hoy, teniendo el cuenta el marrón que les puede caer encima.


Me voy a la cama contenta aunque preocupada, sin poder evitar pensar que mi arrebato estelar no es más que una niñería, rebusco entre mi registro de justificaciones hasta que me acuerdo de algunas famosas frases de "Paulo Coello" que para la ocasión se me antojan profundamente reconfortantes...

"Tenemos que escuchar al niño que fuimos un día y que todavía existe dentro de nosotros. Ese niño entiende de momentos mágicos. Podemos reprimir su llanto pero no podemos acallar su voz"



"Si no nacemos de nuevo, si no volvemos a mirar la vida con la inocencia y el entusiasmo de la infancia, no tiene sentido seguir viviendo"

"Permitamos que tome un poco las riendas de nuestra existencia. Ese niño sabe que un día es diferente a otro"

"Si no perdemos el contacto con ese niño, no perderemos el contacto con la vida...

oh! no! ahora empiezo a creer que el niño que hay en mi se ha instalado definitivamente en casa, creo que mejor voy a intentar poner la mente en blanco y trataré de dormir para dejar que las PERSEIDAS hagan bien su trabajo, y decidan depositar algún que otro regalo en mi futuro inmediato, a ser posible cinco, y... espero que no sea mucho pedir... por favor estrellita, que vengan envueltos en delicado papel de seda.



¡Hay PERSEIDAS para todos, 
todos los días
por nada del mundo 
dejéis pasar las vuestras! 

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