Si recuerdo, en cambio, las visitas al cementerio de mi pueblo el día de TODOS LOS SANTOS.
En una mañana por lo general luminosa y soleada, en la mano un ramo de margaritas blancas, abarcando con la vista cientos de lápidas ubicadas a ras del suelo, a mi madre detrás de mí advirtiéndome que tuviera cuidado para no pisarlas, limpias, impolutas, recién encaladas, con inscripciones sencillas y algunas flores, incluidas en envases de botellas de plástico o frascos de cristal escrupulosamente envueltos en papel de aluminio.
Otras, en mármol negro, alzándose imponentes por encima de las demás con sus letras doradas parcialmente visibles entre coloridos claveles.
Lejos de asociar este día a ningún sentimiento de temor las sensaciones que siempre he experimentado cuando he visitado a mis bisabuelos y más tarde a mi abuelo Angel, es una sensación indescriptible de respeto y calma, mucha calma.
Siento que debo pedir perdón a muchos otros para los que este día resultará además tremendamente doloroso. Me sé una chica enormemente afortunada, pues todos mis seres queridos están todavía conmigo, excepto aquellos que se fueron de la mano de una edad que ya no hacía justicia a su cuerpo.
Un abrazo fuerte desde...
"COSAS DE PALMICHULA"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, tus aportaciones y opiniones son muy valiosas para mí.