La estructura se sitúa sobre unas vigas que permiten su desplazamiento en función de la subida de la marea de forma que siempre quede a pie de mar.
Un sencillo y cómodo interior que queda en segundo plano frente al espectacular enclavamiento.
Los privilegiados que gocen de este espacio deben de tener la sensación de encontrarse a la deriva en mitad del mar. ¿Os imagináis el sonido nocturno de las olas?
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