Por mi parte, al 2015, no tengo nada que reprocharle, ha sido un año, que yo calificaría de "pocas variaciones aparentes", pero de "renovación constante e importantes logros internos"...
Lo cierto, es que he pasado los últimos doce meses
metamorfoseando nuestra casa, pero en esta ocasión, no en busca de ese
equilibrio a veces tan "poco sano" que siempre me ha acompañado, y
digo "poco sano", porque pretender vivir en un equilibrio constante
supone consumir muchas energías en balde y olvidarse de que lo mejor es,
"relajarse" que no "resignarse", y dejar fluir a la vida...
En esta ocasión, los cambios los he sentido de otra manera, tal vez, como un
punto y aparte, y como una aceptación, si no definitiva, muy duradera.
Como una puerta abierta a lo que este por venir, con la serenidad de quien no
espera, tan sólo se limita a observar y a no perder oportunidades...
He llegado a
sentirme avergonzada, por no haberme dado cuenta antes y me entristece el
tiempo que pueda haberme dejado en el camino, pero la seguridad con la que
pronuncio estas frases que escribo a continuación hace que todo mi cuerpo se
estremezca como si hubiera descubierto un montón de nuevos y emocionantes
sabores que me hacen ver el mundo desde otra perspectiva... Quiero dedicarme a
vivir, sin pasados que duelan, ni futuros que atormenten, me considero una de
las mujeres más privilegiadas del mundo, cuidar el alma y no castigarse es el
ejercicio más saludable y agotador que he practicado nunca, una derrota no es
un final, sino tan sólo un cambio de rumbo...
La NAVIDAD nos va diciendo ADIOS lentamente, da
pena dejar atrás tantas luces, tanta magia, tanto tiempo para hacer lo que
tanto nos gusta, para dar tantos besos olvidados durante el resto del año...
Ahora toca exprimirla como un limón y disfrutar saboreando el jugo del final
del vaso, que siempre es el más concentrado... Así que espero, que os empleéis
a fondo con las cartas a sus majestades de
Oriente.
Estuve pensando
un buen rato, en como sería el primer post de 2016, y lejos de hablar de
mí y de mi aburrida vida rebosante de cotidianidad, decidí, que empezaría
el año con una de esas casas que elevan las pretensiones y hacen que los sueños
se antojen inalcanzables...
Pero debo
confesar que en el fondo, siempre supe, que el cambio de año no haría milagros,
y que volvería a aparecer la PALMICHULA de siempre, la que ha estado detrás de este espacio un año, otro y otro, la PALMICHULA insegura y emocional
pero tremendamente personal, sensible y fiel a su estilo... La PALMICHULA que es como
esta pequeña casa BELGA, con plantas, con libros, con utensilios de
cocina que se muestran a pecho descubierto, con objetos rescatados, con
recuerdos sin especial valor material pero impregnados de ilusiones...
Y una vez más,
con un nuevo año por delante, para bien o para mal, os dejo con ella, con
nosotras...
¡Espero de todo corazón, que en 2016, nuestros caminos, vuelvan a cruzarse...!
Fuente: My Scandinavian Home
Qué bonitas tus palabras. Supongo que el año nuevo siempre es propicio para pararse a pensar un poco, y sacar conclusiones, y sin duda las tuyas son muy sabias. Te deseo lo mejor para este año y desde luego yo pienso seguir disfrutando leyendo y viendo tus entradas.
ResponderEliminarBesitos
Gracias Susana, espero q tu año sea igualmente fantastisco, abrir puertas y cerrarlas sin mirar atras para poder seguir avanzando sera mi objetivo para este nuevo año q empieza y celebro poder hacerlo con nuestros caminos cruzados. Un abrazo fuerte
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