Nos hemos empeñado en ayudarles, no sea que se les pase algo, que no están los tiempos para poner en juego las ilusiones... Así somos los seres humanos, queriendo tener siempre todo controlado a sabiendas de que con estos de poco sirve, porque acabarán haciendo lo que quieran, ¡como siempre!... ¿Y si no han leído la carta?... Que somos muchos, y las misivas cada vez más largas, hay tanto que decir y tan poco que contar, porque ellos ya saben lo que se cuece en el interior de cada uno, aun así seguimos empeñados en que nos escuchen, así somos los humanos, hacernos oír es lo que cuenta, pero estos prefieren jugar a hacerse los invisibles, - Es por falta de tiempo- Como diría mi madre - Qué tienen que llegar a todas las casas repartiendo sentimientos y no se pueden parar a charlar del tráfico aéreo del universo o a firmar autógrafos.
Hay que respetar sus costumbres, que para eso son mágicos, arrastran un buen puñado de años a sus espaldas, así que me acuesto expectante, y decido quedarme callada pero con los ojos bien abiertos y los oídos alerta, por lo que pueda pasar, no es momento para soñar dormido y dejar pasar oportunidades...
Palmichula
Entraba la luna por las rendijas y entraba el frío también.
De buena gana me hubiera levantado a ver lo que ocurría, pero ¡me daba miedo!... Me tapé la cabeza y empecé a rezar.
De repente, ¡pum!, ¡pum!... un ruido terrible de cosas que caen sobre el balcón... y me encuentro en camisa delante de un señor negro con corona que está sentado en la barandilla.
- ¡Dios te salve, Celia -Me dice
- Que Dios te salve a ti, Rey Negro, porque sino, te caerás a la calle.
- Yo no me puedo caer porque no peso
- ¡Que bien! entonces podrás volar
- ¡Ya lo creo ! Mira.
Y recogiendo las puntas de la capa blanca, se marchó volando calle arriba.
- ¡Eh! ¡Eh! Rey Negro, ¡No te vayas!
- Ya estoy aquí. ¿Qué quieres Celia?
- Que no te marches sin dejarme los juguetes que te he pedido en mi carta.
- ¿No los ves? (¡Qué tonta! Estaba el balcón lleno de cajas y yo no había visto nada)...
-¿Te parecen pocas?
- No, no son pocas. Pero te hubiera dicho que no te olvidaras de Solita, la niña del portero.
- No me olvido nunca
- Pues hijo, el año pasado no le trajiste nada
- Si le traje, pero te quedaste tú con todo...
- ¡Jesús que mentiroso!
- Sólo dejo los juguetes en los balcones de los niños ricos, pero es para que ellos los repartan con los niños pobres. Si tuviera que ir a casa de todos los niños no acabaría en toda la noche...
- Si, si, ya comprendo ¿Entonces debo repartir con Solita lo que has dejado?...
No sé por dónde se fue ni cuándo me metí en la capa porque me quedé dormida y no me desperté hasta que entró la luz del día en mi cuarto. Me volví a levantar ...
- ¡Solita, Solita! - Grite, porque ya estaba Solita barriendo la puerta -¡Mira lo que nos han traído los Reyes!...
Celia lo que dice" (Elena Fortún)
Fotografías: El Mueble
Ji,ji. Pues yo no he pedido nada...., bueno si, una sierra de calar, y otras cosas no materiales. Este año va a ser especial para mi, diferente en todos los aspectos y de cambios (no, no he ido a echarme las cartas).
ResponderEliminarEspero que hayas sido buena y te traigan todo lo de la lista, y si por casualidad te dejan una sierra de calar que no pediste, acuerdaté de que es la mía.
Un besote grande Palmi
Lo mismo digo Clara, que los Reyes te traigan esa sierra de calar que has pedido, que las restauraciones no se hacen solas, si la veo por ahí te lo digo. Me encantan los cambios, espero que los tuyos sean estupendos.
EliminarUn bs
Palmira
Es una noche mágica! me encanta!
ResponderEliminarFeliz Noche de Reyes!